domingo, 20 de julio de 2008

Esquizofrenia






No hay circunstancia atenuante
para los infatigables latidos
que recorren mi mano
hasta el último filo del puñal
y toman el irremediable impulso
de saciar esta sed
su sed.
Se detienen los relojes
y en el fatídico segundo
ronda la espesura de un humo
que no tiene ni siquiera sombra.
Un grillo me anuncia
que el sol colgó sus rayos
en el horizonte de la cordura.
Todo gira contrario a los sentidos
y ambos ardemos
en el infierno terrenal.
Aún permanezco erguido.
Yacen en mis brazos,
otros,
los que ya no son de nadie
los que sólo les pertenecen
a la noche
y a los fragmentos de mi lucidez.


Silvia Castellón


Fotografía: Juan Farret, Pto. Madryn


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