miércoles, 15 de octubre de 2008

confesión







alguien me esperaba
yo todavía
andaba
en ese mundo ficticio
de acá para allá

él
lo sabía
sin embargo
me esperó

dejó que pase
sencillamente
el tiempo

transcurridos
unos
treinta años
volví

él
era el mismo
yo
no

el paso de los miles de segundos
de esos treinta años
había sido indefectible
para la única certeza
que existía entre nosotros

pensábamos
de la misma manera
y para empeorar la distancia
actuábamos ante la vida
con convicciones similares
pero valores en contrapartida

allí radicó el error
en creer firmemente
de mi parte
que no continuaba habiendo amor



Silvia Castellón




dedicada a roque, mi viejo

martes, 7 de octubre de 2008

Andar un rato en vilo





Las caminatas sobre cornisas
no suelen ser del todo seguras.

Hay quien anda bordeando su filo
hasta caer en desgracia.

O quien vuelve tras algunos pasos perdidos
como los ebrios
deambulando la noche en busca del amanecer.


Porque como se sabe
las noches en soledad son interminables
y calmas, tanto
que la misma parca se espanta de ellas.

Pero aunque parezca contradictorio,
las cornisas son adrenalísticas.

Hacen que los que las recorren
sientan el latido de la sangre en la garganta
para saber que están vivos.



Silvia Castellón