jueves, 11 de septiembre de 2008

Hace frío







Los inviernos en soledad son más largos
duran lo que dura un invierno y una primavera.

Recién cuando el sol quema en las piedras,
la soledad comienza a replegarse, un poco.

Ella tiene una mala costumbre,
se pega a la piel penetrando sangre adentro.

Es mañera para irse así nomás.

Cuando se aquerencia y se siente cobijada
es dura para largarla a una.

Más que nada, es fiel como un perro.

Cree que le pertenece a la dueña
bajo cualquier circunstancia

aún, cuando está acompañada.

Sólo hay dos cosas que hacer con ella,
acostumbrarse y mimarla

o despellejarla del cuerpo de un tirón
y sin remordimiento

cavar un hoyo en el patio y enterrarla,

eso sí, con una flor.



Silvia Castellón

Del Libro "Saltando la soga"
Fotografía: SIlvia Castellón

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