martes, 22 de agosto de 2017

Hoy recuerdo al gran poeta y narrador pero sobre todo a un amigo que ha emprendido el viaje eterno el sábado 19 de agosto de 2017 a la madrugada.

Lo que él mismo dijo:


MIGUEL OYARZÁBAL


Lo que querría decir de mí, lo que a vos te gustaría leer de mí. No sé.
Más que una biografía curricular, prefiero hablarte del hombre.
Si. Nací en Salto Provincia de Buenos Aires en 1948. Con los 5 años y por mis ojos nos trasladamos a General Pacheco, cerca de la Capital. En 1976 volví a mi pueblo natal para comenzar con el periodismo. Y en 1979 me radiqué definitivamente en Puerto Madryn.
Es verdad, publiqué cuatro poemarios; me becaron el Fondo Nacional de las Artes y la Fundación “Futuro”; hice periodismo radial y escrito.
Es cierto: vendí platos, seguros y publicidad por la calle; anduve bastante como mochilero, fui baterista de cabaret durante un año (mi primer laburo decente). Hasta fui director de un centro de ciegos, donde los que ven lograron angustiarme mucho y con el tiempo aprendí a entender y a entenderme.
Por hacer poesía llegué al periodismo escrito y a la radio, la magia personificada.
El Narrador Oral que en realidad viene en mí desde la infancia, está íntimamente relacionado con lo poético; en este oficio hay que capturar la historia, visualizarla entera, contarnos esas imágenes con las palabras más justas y finalmente narrarlas para que el público las escuche y así las vea transcurrir.
Entonces, el eje está centrado en el poeta. ¿Como arribé a la poesía?. No se. Tal ves vos, me ayudes a encontrar el camino.
La cuestión es que nací apenas viendo bultos; con las operaciones y los cristales gruesos, sólo alcanzo a ver un poco del ojo izquierdo, nunca pude llegar a la letra escrita y la vida me quedó recortada para siempre.
Recuerdo que a través del viejo y las fantasías de la radio, bebí las historias urbanas de los grandes poetas del tango; además, Schubert, Chopin, los escuchaba desde el jardín a través de una ventana, en el piano de un dinamarqués, dueño de la quinta en que éramos caseros. Hombre entrañable para mí.
Después, los bares, la noche con su mezcla de muñecos de papel y hombres de corazón abierto.
Mis padres me apoyaron en todo lo que emprendí, aunque pensaran que estaba equivocado.
Conocí mucha gente; amigos, hombres y mujeres que me quisieron y me ayudaron, siempre con la verdad en la mano.
También fui amado, amé y aún apuesto al amor.
Hoy, pretendo continuar escribiendo, o grabando si es necesario e intento seguir creciendo, a pesar de los agujeros que me cuelgan.

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